Casi sin darme cuenta ha pasado ya un año desde que mi costilla rota y yo entramos por la puerta de Tracius y topamos con Fran, la verdad es que poca información me hacía falta, había invertido bastante tiempo en informarme sobre que era CrossFit y sabía que aquello me gustaba aunque mi costilla no opinaba lo mismo recién radiografiada en el hospital minutos antes de acercarme por el box.
La conversación fue tal que así:
-Yo: Me gustaría empezar cuanto antes pero con el hueso roto y tal el medico me ha dicho…
-Fran: mañana empiezas el foundation.
-Yo: pero la costilla…
-Fran: empiezas mañana.
me fui pensando… menudo destrozo me voy a hacer.
Me dio el Foundation Course Miguel Espada, los ejercicios básicos del curso de iniciación ya me parecieron infinitamente más completos que cualquier cosa que hubiera hecho antes en un gimnasio. Al terminar sentí un cansancio extremo debido a mi baja forma física pero con una rara sensación de QUIERO MÁS! que continúa hasta hoy. Antes de acabar el foundation ni recordaba que me había roto una costilla aquello pintaba muy bien…
A la vez que celebro el año que llevo en Tracius va para un año también que abandoné ese mundo de poleas, TV de plasma, espejos, máquinas absurdas y gente sin motivación, la verdadera fiesta empezaba con el final del Foundation Course.
Me llevó tiempo aprender la técnica de la mayoría de ejercicios y me quedan muchos que aún no saco, pero me gusta ese amplio margen de mejora y ver mis límites tan lejanos, aún así a dia de hoy me asombra todo lo que he aprendido en este año y todo lo que soy capaz de hacer. Acudo con ganas al box cada tarde, comentar los entrenos, ver los tiempos en la pizarra y bromear con tus amigos del box antes de la batalla es una rutina de la que ya no puedo prescindir, dar y recibir ánimos que te ayudan a acabar cada entreno me da la certeza de estar en el lugar con mayor numero de gente motivada por metro cuadrado, y gran parte de es mérito lo tienen los entrenadores de Tracius (Victor, Sara y Fran) que ponen todo su empeño en sacar nuestro 100% y otro 10% extra que pensábamos que ni existía, sin escatimar en dureza y disciplina por su parte, la cual agradezco. Tengo la sensación de que creen en nosotros y eso te hace creer en ti mismo, no es fácil encontrar gente con tanta pasión por lo que hacen y eso está plasmado en el ambiente de Tracius.
Para varias páginas daría el momento en que descubrí las clases de gimnásticas y halterofilia, el vicio más adictivo jamás conocido, pero eso… en otro capítulo.